te juro que pagaría millones por poder volver a darte un abrazo. No exagero si digo que te echo de menos, ni me avergonzaría reconocerte cara a cara que es imposible no quererte. No puedo dejar de mirar la cama donde dormimos, ni tampoco puedo olvidar la forma en que me besabas. Siento no poder sacarte de mi cabeza, de veras que lo siento; y siento también que tengas que soportar mis absurdas tonterías.
Siempre voy a pensar que eres perfecto, y lo más especial que he tenido nunca.
¿Quien me iba a decir a mí que todo esto pasaría? Y casi sin darme cuenta a pasado a ser algo fundamental. Te echo mucho de menos, y este cuerpo ya no quier ser de nadie, ya que es solo tu boca quien provoca que mi piel se erice bajo tus labios. Quisiera decirte que nunca me voy a arrepentir de nada, y creo que he aprovechado todo el tiempo contigo. No querría haberte conocido en otras circunstancias, porque fueron las perfectas, y aunque tal vez lo hiciese, nunca quise rechazar ninguno de tus besos, sabes que siempre los he adorado.
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